Pizarras Blancas

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Pizarra blanca montado a la pared
Un pizarrón blanco o pizarra blanca es un tablero rectangular de color blanco usado para escribir o dibujar en él con un marcador o rotulador cuya tinta se borra fácilmente. Es un instrumento común dentro de un aula de clase, cumpliendo una función similar a la del pizarrón de tiza o pizarra. En México se lo conoce también con el término pintarrón, que es además una marca registrada por una compañía con sede en Guadalajara Jalisco.

Se diferencia del pizarrón de tiza por el hecho de que éste último tiene un color verde oscuro o negro y se usa con tiza en lugar de marcador para pizarrones.

El pizarron esta hecho de un recurso natural que se llama madera.

Aún cuando existen otros medios audiovisuales, el pizarrón y el pizarrón blanco constituyen el medio de trabajo por excelencia en las escuelas.

Los tableros de comunicación han evolucionado en las últimas décadas. Partiendo de sus orígenes cuando se utilizaba la tiza, pasando por los pizarrones blancos y llegando a los pizarrones interactivos, que son los más recientes.

En el 2008, aparecieron más opciones, por ejemplo la pintura pizarron blanco en la que te permite pintar muros completos para poder escribir y borrar fácilmente con cualquier plumón de pizarron blanco.

El pizarrón blanco permite utilizar marcadores con colores vivos, fluorescentes y aditamentos magnéticos en el caso de los metálicos, como imanes, reglas y borradores con magneto.

Muchos de los pizarrones blancos tienen una base de madera o materiales orgánicos. Otros tienen una base metálica y son cubiertos con esmalte o porcelana, según la durabilidad y uso que se requiera.

Evolución de las pizarras
Las pizarras fueron avanzando: los modelos más antiguos estaban hechos con una cobertura de melamina, cuyo problema era que retenía residuos del marcador, por lo que al poco tiempo quedaban sucias de forma permanente. Luego aparecieron las pizarras magnéticas de esmalte sobre acero, que son más baratas y menos brillantes. Actualmente se usan pizarras de porcelana y acero, que son comunes en universidades, escuelas, etc. También es posible pegar láminas de pizarra sobre superficies irregulares, permitiendo formas extrañas para escribir, o usar acrílico y vidrio como superficie transparente donde rayar.

Un complemento vital para la pizarra es el marcador, patentado en los 60's por Pilot. Se trata de un lápiz que usa tinta borrable, que se adhiere a la superficie de escritura sin ser absorbida. Se necesita esta tinta especial para usar sobre las pizarras blancas, otro tipo de lápices pueden dejar marcas permanentes o más difíciles de borrar.

Aunque actualmente las pizarras interactivas digitales están abriéndose paso en las escuelas, la pizarra blanca es por el momento una alternativa más barata y práctica.

El orígen de la pizarra blanca
Seguro que en más de una ocasión habréis visto pizarras en muchos establecimientos de hostelería, desde las clásicas pizarras verdes hasta las blancas o las pizarras personalizadas que tan vistosas son, pero sabéis cuando comenzó a usarse y en qué rubro? El origen nada tiene que ver con la hostelería sino con la fotografía, al menos la tradicional pizarra blanca.

Fue inventada por Martin Heit, un fotógrafo al que se le ocurrió la idea en el momento de revelar fotos en un cuarto oscuro. Éste se dio cuenta que podía usar un marcador sobre la película de los negativos y que si pasaba un paño húmedo por encima, las marcas podían borrarse muy fácil.

En un primer momento pensó que podía usarlo para anotar teléfonos o los trabajos que tenían pendientes. De esta forma creó sus primeras pizarras y un día antes de presentar su invento en un conocido evento, el lugar donde se iba a celebrar ardió hasta los cimientos y Heit decidió vender la idea a la empresa Dri-Mark, quienes en lugar de promocionarlo como si fuera un aparato para anotar los recados del teléfono la introdujeron en el mundo de la educación.

Las pizarras blancas salieron al mercado allá por 1960, pero pesar de la novedad no llegaron a tener demasiado éxito, sobre todo porque eran bastante caras y aunque siguieron comercializándose en décadas posteriores, no tuvieron su apogeo hasta la llegada de la década de los 90, principalmente por las preocupaciones existentes de respirar polvo de tiza durante muchos años, lo que podía ocasionar problemas respiratorios, lo que hizo que muchas instituciones reemplazasen sus pizarras tradicionales.

Desde aquel momento las pizarras han ido evolucionando y ampliando su campo de acción donde en la hostelería tienen un gran referente, pero no solo con pizarras personalizadas sino con tizas líquidas, rotuladores de tiza y todo un universo de propuestas muy originales.